El bosque de ribera es un sistema de frontera, complejo, donde encuentran alimento y refugio muchos organismos, tanto acuáticos como terrestres. Las ramas y copas de los árboles no pueden hacernos olvidar las raíces, que interceptan corrientes de agua submarinas transversales.
La vegetación de ribera modera la corriente, estabiliza la estructura de los márgenes, filtra sedimentos y absorbe nutrientes procedentes del río o de los prados y campos vecinos. En verano, la sombra que se proyecta sobre el agua crea ambientes atemperados y atenúa el calentamiento solar.
La vegetación inclinada en el sentido de la corriente es una evidencia de pequeñas avenidas recurrentes. Estas mismas crecidas dejan materiales hasta en las zonas más llanas, con un curso de agua amansado. Los nutrientes que circulan en unos lugares se retienen en otros lugares más apartados.
El bosque de ribera desarrollado y maduro puede llegar a ser denso y bastante alto. Los sauces forman la primera línea junto al agua, después vienen los alisos y los chopos, y trepando entre las ramas encontramos lianas, vitalbas y alguna zarza.
En las explanadas de poca pendiente el saucedal toma fuerza y en él conviven dos o tres especies arbustivas de sauce. Las abundantes ramas delgadas y flexibles de estos árboles se han usado desde tiempo inmemorial para la fabricación de cestos y muebles ligeros.
En Gerri, el bosque de ribera está muy poco desarrollado.
En el pueblo de Gerri la vegetación de ribera se encuentra forzada a vivir frecuentemente en un espacio muy estrecho entre el agua y los muros de contención que protegen las salinas.
En Gerri, mientras las salinas funcionaban, se mantuvieron los márgenes del río libres de bosque de ribera. La sombra de los árboles habría sido un mal negocio para la producción de sal.
A partir del momento en que dejaron de mantenerse las salinas, el bosque de ribera ha ido recuperándose a lo largo del río a su paso por Gerri.