Los animales de tiro, mulas, trasportaban la sal desde las salinas hasta el almacén, el Alfolí, siguiendo el camino de la sal.
Aquí, en la fachada posterior del Alfolí, finalizaba el camino de la sal; las mulas entraban en el primer piso del almacén, donde descargaban el producto por esta puerta.
El camino de la sal empieza en estas casetas de las salinas. Desde ellas salían las mulas, que trasportaban el producto hasta el Alfolí.
Éste era el camino de doble sentido que servía para acceder a las salinas y volver al pueblo.
La naturaleza se muestra implacable a la hora de recuperar el terreno que le ha arrebatado el hombre: un trozo de camino, ahora en desuso, por donde las mulas trasportaban la sal, es invadido por las "malas hierbas".
Este camino daba acceso a la partida de salinas del Roser. La balsa de la izquierda es una antigua charca y el camino llega a la caseta que protege el manantial y la bomba de elevación.